domingo, 17 de noviembre de 2013

Caprichos emocionales


Los domingos son sin lugar a dudas el mejor día para ordenar los pensamientos. Toda la semana ha ido pasando, y es un buen momento para hacer un ejercicio de retrospectiva y analizar un poco para focalizar mejor lo que ha de venir.

Así que haciendo limpieza de toda la basura mental acumulada e intentando ordenar los pensamientos y emociones, me ha acompañado esta semana la obra de Raimón Samsó “Cita en la Cima”, absolutamente recomendable cuando quieres obtener un metodo personal para poder conseguir aquello que deseas.

Y me ha llamado la atención lo que él denomina como “meta-deseo”, es decir, porque quieres lo que piensas que quieres, ¿qué vas a obtener con eso? Según Raimón la respuestas a cualquier cosa que te preguntes en ese sentido es la misma: Satisfacción, realización, valoración... 

Es importante tener claro porque queremos algo, él nos dice “Y ¿qué ocurre cuando tengo deseos que en realidad no deseo? Que al poco de conseguirlos te darás cuenta de que en realidad no los querías. Un capricho. LOS CAPRICHOS NO PUEDEN HACERTE FELIZ, TODO LO MÁS PUEDEN COMPENSARTE POR NO SERLO."

Darte cuenta de lo que pretendes y de lo que quieres es sumamente importante, más teniendo en cuenta cuando en lo que yo llamo caprichos emocionales no sólo estás jugando con tus propias expectativas o la compensación de tu falta de autoestima y felicidad, sino que más aún de eso, querer conseguir a toda costa un capricho emocional es la máxima expresión del egoísmo, en el que por tu satisfacción momentánea te importa más bien poco jugar con las emociones y sentimientos de otra persona que SI sabe lo que quiere y a la que en consciencia, sabiendo que no vas a aportarle lo que sabes que quiere te importa un comino todo lo que no sea conseguir aquello que te propones, sabiendo que sólo lo vas a utilizar momentáneamente.

Son esas personas que para autoengañarse y paliar sus propias inseguridades necesitan "conquistar" sin amar, sólo con el afán de elaborar una lista de "méritos" que le hagan sentir la satisfacción de éxitos inexistentes, para no pensar en su realidad, en su físico, en sus propias limitaciones, y para no tener que trabajar el arduo camino de aceptarse tal cual es uno. Para aparentar delante de los demás una persona que en realidad no sé es, y que se sabe que no se es, pero con la finalidad de taparse y ocultar lo que uno es. Triste.
Son esas personas que para conseguir sus caprichos emocionales, y pequeñas fracciones instantáneas de satisfacción, son capaces de engañar conscientemente a base de mentiras y manipulaciones, sólo para un fin. Esa inmadurez de ser una persona caprichosa.

Piensa un poco antes de querer darte esos "caprichos" a costa de los sentimientos de los demás, o al final ellos te acabaran consumiendo por dentro.


Está sonando "Whispers in the dark" de Mumford & Sons.


domingo, 10 de noviembre de 2013

Seriamente


Seriamente que no aburridamente.

Mi amiga M. me ha pasado esta foto por whatsapp hoy, y como siempre me ha dado que pensar.



Pensar que el concepto de seriamente tiene actualmente más connotaciones negativas que positivas. Parece que si uno se compromete “seriamente” con una amistad o con una persona es un vínculo estresante, agobiante.

Dónde está el límite de fluir en esta vida? Realmente los vínculos son tan malos como se conciben? Realmente un vínculo es un nexo irrefutable y permanente?
Creo que hay que replantearse seriamente (y nunca mejor dicho) el valor de los vínculos. Acostumbrados a no tener ataduras, a dejarse llevar sin más por la vida, uno detesta el vínculo con alguien, ya sea una pareja, un amigo o incluso a veces la familia; por no mencionar el ámbito profesional, aunque en este último tal y como están las cosas, ya pocas personas se la juegan a no querer un “vínculo” estable con un trabajo.

Y el peligro acecha, porque quizás durante un tiempo aporte esa felicidad momentánea, esa libertad de poder hacer y deshacer sin contar con nadie más que con uno mismo, pero el ser humano necesita de sus apoyos (que no de la dependencia) poder contar con alguien, saber que al final de tu mano te acompañará otra, la certeza de que ante las adversidades uno no lucha solo. Y eso tiene un precio. Seriamente.
Ciertamente la soledad buscada es una necesidad en toda persona, poder aceptarse y encontrarse a gusto con uno mismo, pero tampoco el hombre está hecho para vivir solo. Y al final todo tiene un precio cuyas consecuencias no siempre estimamos y de las cuales luego nos arrepentimos. Y uno tiene que saber encontrar el equilibrio entre los momentos de soledad y los momentos acompañados.

Podría traer a colación la obra de Zygmunt Bauman, Tiempos líquidos, pero ya he debatido sobre ella en otros post. Aunque inevitablemente siempre acabo pensando que todo sobre lo que se cimienta la sociedad es líquido, ya no nos quedan vínculos sólidos, los que fortalecen a una persona. Y por eso, nunca puedo dejar de mencionar a Bauman.

Quizás sería bueno poder recuperar de forma globalizada todos los arquetipos que hemos ido dejando por el camino a lo largo de los años, aceptar que en esta vida también tenemos que tener cierta seriedad, al menos en las cosas fundamentales de la vida, y dejar de ir poniendo capas a la coraza con la que caminamos por la vida. Y tendríamos que dejar de asociar el concepto de seriamente a una atadura triste, aburrida, una soga en el cuello. Quizás deberíamos empezar a ver el lado positivo de los valores que antes sí tenían nuestros padres.



http://youtu.be/PxNYvk_0Onw

http://www.youtube.com/v/PxNYvk_0Onw?autohide=1&version=3&autohide=1&autoplay=1&attribution_tag=xS12FgETdulvSBm1gB7BVQ&feature=share&showinfo=1